Si el año pasado centrábamos la lista en los platos que nos habían llenado el corazón más que la barriga, esta vez queremos hablar de descubrimientos gastronómicos en el sentido más amplio de la palabra. Es decir, descorsetamos la idea inicial para ir más allá de una receta concreta: ahora caben los productos (también los líquidos), los restaurantes, los destinos, las tradiciones y hasta las publicaciones.
Esta es una selección de lo mejor que hemos saboreado durante el 2022 y en la que hemos seguido un doble criterio: 1) El de la novedad: no haberlo conocido antes (por tanto no forman parte de nuestra lista del año pasado) y 2) Que nos hayan regalado momentos extraordinarios.
No siguen ningún orden concreto. Allá vamos.
Nuestros mejores platos del 2022:
– Barra del Doppelgänger (Madrid):
Empezábamos el año comiendo en el Mercado de Antón Martín, en una barra divertida y desenfadada que nos conquistó por completo. Ver trabajar a Samy y su equipo es asistir a un espectáculo hipnotizante que no puedes dejar de mirar hasta que traen la comanda. Luego, todo lo que sucede fuera de tu boca pierde importancia.
La carta es breve para que puedas probarla prácticamente entera, pero cambia a menudo. Lo mejor de lo que había en ese momento: taco crunchy de tartar de gamba dulce y jalapeño, bittersweet pig, negi-ensaimada a la parrilla.
– Tripea (Madrid)
Nos gusta el Mercado de Vallehermoso y nos gusta Tripea. La propuesta del chef Roberto Martínez varía cada mes, pero nunca faltan los sabores sorprendentes con influencias peruanas y del sudeste asiático. Lo mejor del menú degustación de Tripea es que no tienes que ir buscando las cosas buenas en una carta, porque las cosas buenas te encuentran a ti.
– Angelita (Madrid):
Maravillosa casa del buen beber y comer pensada como un espacio 360 dedicado a los vinos, los cócteles y la gastronomía.
Cuando vengas, porque tienes que venir, pide el tomate, el pisto, la tabla de quesos y los vinos que te quieran ir sacando (puedes elegir maridar cada plato con medias copas). Antes de eso, recuerda pasar por la coctelería de la planta baja liderada por Mario Villalón. Te garantizo que saldrás flotando por la puerta.
– Torreznos con pimientos Roostiq (Madrid):
La propuesta de Roostiq gira en torno al fuego, la huerta y la granja. Por eso, en una primera visita hay que pedir su pollo ecológico a la brasa, cualquiera de sus pizzas y, por supuesto, sus torreznos. Nosotros los acompañamos de unos pimientos confitados de lágrima. Ese bocado, torrezno+pimiento, es tan simple como maravilloso.
– La caponata de Mola Pizza (Madrid):
Fokacha no pudo ser y echó el cierre antes de que fuésemos a probarlo. Con un nuevo look y algunos cambios en la carta para ofrecer una propuesta adaptada a la mayoría de los bolsillos, César Martín (también chef de Lakasa) abrió Mola Pizza en ese mismo espacio.
La focaccia y las pizzas nos parecieron deliciosas, pero nos sorprendió aún más su caponata siciliana con pan sardo -la misma que en Fokacha servían con anchoas-. Tiene ese no sé qué de las verduras bien cocinadas que engancha.
Probablemente se convierta en uno de nuestros restaurantes recurrentes del 2023.
– La hamburguesa que le dio sentido a todo (Madrid):
Llegó Leña a Madrid y allí que fuimos, a saborear la brasa de Dani García. Si bien no salimos dando palmas con su propuesta carnívora, hay tres cosas que repetiría sin dudarlo: sus cócteles ahumados, el puerro asado al carbón con mortadela trufada y sus famosas baby burguers con pan de pretzel y una sala adictiva.
Además, el comedor es un espectáculo y el equipo de sala está a la altura de los mejores.
– Pan pájaro pan (Madrid):
Otro descubrimiento gozoso, los sándwiches de pollo frito y las hamburguesas de Pan Pájaro Pan. La fama les llegó con los primeros, pero a nosotros nos conquistaron las segundas. No tienen local fijo, se mueven de acá para allá y hay que estar atento a sus redes para pillarlos. ¿Tendrá su efimeridad parte de la culpa de que nos gusten tanto?
– El bar de confianza de nuestro barrio, Tetuán (Madrid):
La Taberna el Encanto es un bar de barrio, de nuestro barrio. Confortable y blandito como los riquísimos molletes que nos sirve Carlos. ¿Qué lo hace especial? Nada, supongo.
– El original revuelto de huevos de la Hermandad Pescadores (Hondarribia):
Magnífico restaurante en Hondarribia muy recomendable para disfrutar de la cocina vasca tradicional. Es conocido por su sopa de pescado y sus pescados a la parrilla, un protagonismo que, a nuestro parecer, merecería ser compartido con la tercera gran estrella de la carta: su huevos estrellados con pieles de bacalao. Bien de sorpresa, bien de umami.
– El bocata de jamón asado del Bar Coruña (Santiago de Compostela):
Este año hemos comido muchos -pero muchos- entrepanes y este se ha convertido en uno de los más memorables. Descubrimiento como tal fue solo para mí, Pablo ha tenido la suerte de criarse con ellos.
– Cachopo de Rías Altas (Lugo)
¿Quién hubiera pensado que el mejor cachopo de España se encontraba en un hotelito de carretera lucense?
Recibió este premio en 2021 y sus ingredientes son: ternera gallega, jamón de porco celta y tres tipos que queso gallego (Galmesán, Mimosa y San Simón). Sin duda, merece la pena pasar por allí si se puede.
– El desayuno de A Casa das Augas (Mondoñedo):
El hogar de la familia de Mónica es un maravilloso refugio en Mondoñedo, perfecto como base de operaciones para un viaje por la zona. Desde la llegada -te reciben con unos cafés en su patio trasero- hasta el momento de partir, todo son mimos y atenciones. Merece la pena destacar su desayuno casero, servido en una preciosa vajilla de Sargadelos, y con extra de producto local, honestidad y dedicación.
Lo cierto es que solo tenemos palabras de agradecimiento por el tiempo que pasamos aquí. Para nosotros ha sido casa, y no dudo que volverá a serlo alguna vez más.
– Casa Carmela (Valencia):
Quien ha ido a Valencia y no ha visitado Casa Carmela, no ha ido a Valencia. Esa era al menos la impresión que teníamos después de leer un montón de artículos que recomendaban su visita. No nos decepcionó.
Ahora seremos nosotros los que recomendaremos fervientemente acercarse por su arroz del Senyoret.
– La cooperativa del Mar (Valencia):
¿Cómo puede ser que un sitio de conservas, sin cocina, se cuele entre las mejores comidas del año?
¡Ah! Cuando el producto es bueno, basta con una presentación a la altura. Si además lo acompañas de un delicioso vino verde portugués o un buen vaso de vermut, pasas un rato fantástico.
– Esmorzaret (Valencia):
Ay, el ‘esmorzaret’, ese bonito rito valenciano que desata estómagos y pasiones. Para los que no estéis familiarizados con el término, es la tradición de almorzar pantagruélicamente, normalmente entre las 9 y las 11 de la mañana. Con su buen bocadillo, su ‘picaeta’ (cacahuetes, aceitunas, altramuces, encurtidos, ensalada… lo que buenamente te quieran poner), su cervecita y su café o ‘cremaet’.
Nuestra recomendación en la ciudad de Valencia, el ‘Súper Bombón’ de la Pérgola: lomo, queso, champiñones, patatas, mayonesa y salsa verde.

– Pícaro (Las Palmas de GC):
Una de las mejores comidas que recuerdo de este año. Bueno, dos, porque repetimos unos meses después. Sabores isleños salpicados de influencias internacionales, platos para compartir y muchos pensados para pringarse bien las manos.
Si hay croquetas, hay que pedirlas; lo mismo con el saam y los canelones. Y sobre la tarta de queso… mira, no te pido que me la mejores. ¡Iguálamela!
– Sonsos (Lloret de Mar)
Fue en un bar de barrio, de toda la vida, de Lloret de Mar.
¿Que qué es un sonso? Un pequeño pescado típico en Costa Brava. Un manjar minúsculo para comer como pipas. Si se frién y acompañan de pan con tomate y una copa de cava, para qué queremos más.
– El flan de Tapas 2.0 (Salamanca):
En Salamanca comimos y bebimos en sitios muy buenos (cómo olvidarnos de los vinos y embutidos de Doctrinos o de la cena en LiliCook), así que poner un flan en esta lista puede parecer un poco extraño. Te explico: desde que ese flan llegó a nuestras vidas todos los demás flanes han vivido a su sombra. Las comparaciones son odiosas, pero no podemos dejar comparar.
– Vino El Linze (Valdepeñas):
A veces me pasa y aquí me pasó. Cuando intuyo que voy a probar algo muy bueno, siento cosquillas por lo que se viene. Conocí este vino tan especial durante un blogtrip a Valdepeñas. 95 puntos Andreas Larsson, Mejor vino de España 2020… En
este artículo os cuento más sobre este y otros vinos de Valdepeñas, pero para saber de lo que hablo debes probarlo.
– Los desayunos después de correr:
Me gusta correr por las mañanas para poder desayunar después. Mejor si es en la calle y a lo grande, que no me dedico al fitness. Pueden ser unas tortitas del VIPS, unas tostadas con tomate en un bar cualquiera, o un ponme-todo-lo-que-tengas (lo que algunos llaman brunch) en alguna cafetería de especialidad. De estas últimas hemos conocido unas cuantas este año, tres un poco más especiales para nosotros: Natif, Green Coffees y La Deseada.
¿Algún aficionado más de la combinación de deporte con gastronomía?
Y en el rincón internacional…
– La Calle Pratello (Bolonia)
Con Bolonia hemos encajado ‘come il ragù sui tagliattele’ (adaptación de una expresión romana que quiere decir que se va directa al hipotálamo y al ranking de ciudades favoritas). En gran parte, debido a su gastronomía y a la calle con más hipsters y cervecerías por metro cuadrado de la ciudad.
– Golositá di Nona Aurora (Bolonia)
En el barrio de la Bolognina se encuentra este discreto restaurante donde te aconsejamos ir para celebrar la gastronomía boloñesa más tradicional. Sus tagliatelle al ragù y los de jamón y cebolla son para enmarcar.
Para más recomendaciones gastronómicas -incluida la del helado más cremoso, ligero y adictivo de la ciudad- puedes leer ‘
Bolonia en clave gastro‘.
Más allá de la comida
– Newsletters para gastronomos:
La gastronomía no empieza ni acaba en el momento en el que nos ponemos a comer, sino que además se lee, se oye, se discute…. No es un arte -aunque puede llegar a serlo- pero es cultura, es ocio, es pegamento social y, quizás, hasta acto político.
En fin, ¿sabes cuando no tienes mucha hambre pero traen a la mesa tu postre preferido y lo que iba a ser «una cucharadita» se convierte en una tras otras hasta rebañar el plato? Pues a mí me pasa con algunas de estas personas, que cuando me pongo a leer sus textos siempre me apetece más.
De las newsletters gastronómicas que recibo en mi buzón, las que abro siempre y siempre disfruto son:
La lista tiene que acabar aquí aunque es cierto que hemos tenido otras primeras veces memorables. En Madrid lo hemos pasado muy bien en Marmitón, El Lince, El Talgo, Terzio, El Bacaro de Fabio, Muerdo y en el renovado Mercado de San Antón. En el apartado dulce, los bizcochos de Reposted y las tartas de queso de Luna & Wanda nos han alegrado los desayunos y meriendas en casa. También recordamos con cariño la comida en el restaurante Pablo (León) y el tapeo por la ciudad, el cochinillo del Mesón Las Cubas (Arévalo) o la visita a Matraca, el hermano pequeño de nuestro restaurante favorito (Recomiendo, Córdoba). ¡Los sándwiches de pollo de Mad Egg en Dublín! Tampoco podemos dejar de nombrarlos.
Todavía nos dejamos muchas buenas comidas, dentro y fuera de España. Ojalá el año que viene podamos decir lo mismo y tampoco nos quepan en un solo post.
¡Feliz y sabroso 2023!