
Peratallada, una loa a los encantos de esta villa medieval
Peratallada es la confirmación de que la belleza de la Costa Brava se encuentra también (y para mí, muy especialmente) en el interior. Es amor a primera vista, es un sueño rural, es nuestro Carcasonne -Adrià Pujol dixit-. Es una invitación a fluir, es aroma de buganvillas y es helado de anchoas. Que sí, de anchoas.
Es todo lo bonito que no logran transmitir las imágenes de este artículo, pero que gracias a ellas se intuye.
Qué ver en Peratallada:
Peratallada invita al paseo pausado, a explorar sin rumbo fijo, a perderse. A sumergirse del todo en un viaje al corazón del Medievo sin lista de imprescindibles y sin Google Maps. Creedme que la historia recompensa y abraza al que lo hace.
Pero, ¿cómo os convenzo de ir a descubrir sus encantos sin ofreceros al menos un adelanto de lo que vais a poder disfrutar?
Esta localidad ampurdanesa guarda entre sus adoquinadas calles un centenar de riquezas que la convierten en un auténtico tesoro. El nombre del lugar (‘Piedra’-‘Cortada’), ya da pistas de lo que nos vamos a encontrar. Una villa de calles estrechas y tortuosas, que alza sus cimientos sobre una extensa roca de arenisca y que aún conserva toda su esencia medieval. Por ello, ha sido declarada conjunto histórico-artístico y bien cultural de interés nacional (BCIN).
Una buena ocasión para visitar Peratallada es su Feria Medieval, que se celebra el primer fin de semana de octubre. Las calles y plazas del casco antiguo se transforman entonces en un escenario de época donde fluye la esencia de aquel período.
➢Iglesia de Sant Esteve:
Templo románico que fue erigido extramuros, fuera del casco urbano de Peratallada. Su construcción data de los siglos XII y XIII, aunque se han realizado importantes reformas posteriores como la construcción de una torre defensiva sobre el ábside. Aquí se conservan los restos de Gilabert de Cruïlles, señor feudal de Peratallada hasta su fallecimiento en 1348.
Por desgracia, no se puede acceder salvo para asistir a la eucaristía o, puntualmente, con alguna visita guiada. Sin embargo, un pequeño ventanal en la puerta principal permite asomarse a su sobrio interior, previo pago de 1€ para iluminar el altar.
➢Portal de la Virgen:
Uno de los principales accesos a Peratallada. En su parte alta puede observarse una cavidad que debió alojar la imagen de la Virgen y dar nombre al portal. Rodea la entrada el foso mejor conservado y de mayor altura del pueblo (unos 7 metros).
➢ Plaza de Les Voltes:
Una plaza ‘más maca que mai’, epicentro social del pueblo durante los varios siglos que acogió el mercado semanal. Hoy sigue siendo un lugar destacado y lleno de vida gracias a los distintos restaurantes y comercios que se instalan aquí.
Posee una estructura de forma rectangular y antiguamente estaba porticada en sus bandas norte, este y posiblemente también en su lado meriodional. Los únicos arcos que se conservan a día de hoy son los de la zona norte.
➢ Plaza del Castell:
Alberga la entrada principal del castillo, el Bar del Poble y la Oficina de Turismo.
➢ Castillo de Peratallada:
La leyenda da buena cuenta de su fama de inexpugnable y asegura, que la roca con la que está construido es tan dura que de ella saltaban chiribitas. Chispas, que quemaban los ojos y la piel de quienes excavaban en la piedra para echar abajo sus cimientos. También hay quien dice que el castillo oculta varios pasadizos subterráneos, y que en alguno de ellos se guardaban habas de oro.

Pero centrándonos en lo tangible, el elemento más característico de toda la fortificación es la Torre del Homenaje. De planta rectangular y rematada por almenas cuadradas, se levanta unos 10 metros sobre una base de piedra natural. También son visibles la Torre Oeste, la Torre de Planta Circular y la Torre de las Horas (llamada así porque alberga el reloj público). En esta última, cabe la posibilidad de visitar su interior y el mirador de su cubierta para contemplar, desde las alturas, el espectacular conjunto medieval de Peratallada y sus alrededores.
En la actualidad, el castillo es propiedad de los Condes de Torroella de Montgri y no están permitidas las visitas.
➢La foto de Instagram:
En la confluencia de las calles de la Roca y Hospital-Perat encontraréis un rinconcito de postal. Quizás, el más romántico y fotografiado de Peratallada.
Un arco de piedra, el de la imagen que encabeza este artículo, enmarca un edificio completamente cubierto de enredaderas y buganvillas que hacen que la parada para el ‘selfie’ sea casi obligatoria.
➢Comercio y artesanía:
La ciudad, que vive mayormente del turismo, es reconocida por su importante oferta artesanal. Callejeando os toparéis con tiendas y talleres de todo tipo como Ceràmica Ley, L’Esquinyo, La Rosa de María o Les Voltes.
Dónde comer en Peratallada:
Si buscáis establecimientos auténticos, con platos propios de la zona, de los que hacen perder la noción del tiempo cuando te sientas a la mesa… la gastronomía ampurdanesa no os defraudará. Probad el Arroz de Pals, las gambas de Palamós, los productos de la huerta, el embutido y el ‘recuit’ o requesón de trapo.
En Peratallada, os recomiendo:
La Vermutería: Es un local con bastante encanto, así que no dudéis en entrar si os pilla la hora del vermut. Resulta ideal para un ligero picoteo con productos de la zona alegrado con vinitos de la DO Empordà.
Cala Nena: Una carta de platos pensados para compartir y en la que prima el producto de mercado y de temporada, la posiciona como una de las opciones más interesantes de la zona. Ofrece un menú por 34€ por persona con alguno de sus platos más recomendados como la orquesta de calamares o el tartar de tomate con anchoas de L’Estartit.
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Magdalenería de Cal Tuset: Si me leéis con frecuencia, ya sabéis que mi misión en la vida es poner en valor el ritual del desayuno. Por eso, admito sin vergüenza, que lo que despertó mi curiosidad a la hora de elegir detenerme en Peratallada durante mi primer periplo por la Costa Brava, fue su magdalenería. Sí, eso mismo. Mag-da-le-ne-rí-a. Cómo se le llena a una la boca al pronunciar esa palabra tan bonita. Cómo llama a la salivación y abre el apetito… Lo dicho, parada obligatoria.
Gelat Artesà de Peratallada: Sus helados se han hecho tan populares gracias a sus innovadores sabores: vermut con aceitunas, anchoas de la Escala, queso Roquefort o Idiazábal. También cuentan con uno propio, el «Pedra Tallada», que homenajea al pueblo y sabe a flores.
Qué hacer en los alrededores:
- El interior de la Costa Brava se encuentra salpicado de pueblecitos medievales que compiten en coquetería y gracia: Pals, Monells, La Bisbal…
- Acercándonos al mar, merece mucho la pena parar en Begur y nadar en alguna de sus calas, en Tossa del Mar, en Lloret de Mar, en Calella de Palafrugell... En esta zona, además de playas maravillosas, podrás perderte en una multitud de jardines botánicos con vistas panorámicas sobre el azul del mediterráneo. Por ejemplo, los de Santa Clotilde, Marimurtra o Cap Roig.
Jardines de Mar i murtra - ¿Eres amante de la cultura y el arte? No te pierdas entonces los pueblos «dalinianos» de Figueres, Cadaqués y Portlligat.
- Girona se encuentra a tiro de piedra y es una buena base de operaciones para explorar la zona.
Información práctica para la visita:
Cómo llegar: Desde Girona tardaremos menos de 1 hora en coche (40,5km). Circundan el pueblo tres aparcamientos (de pago durante el verano y los fines de semana).
En autobús, la L8 recorre ese mismo trayecto en 50 minutos. La última opción, si nos encontramos en Girona o Barcelona, es contratar una excursión guiada por los pueblos medievales de la Costa Brava.
Encontrarás más información para tu escapada en la página web oficial de la Oficina de Turismo: www.visitperatallada.cat
Encuentra tu alojamiento en la Costa Brava:


Un comentario
Joshua
Muy bonito lugar. Muy buenas recomendaciones.
Muchas gracias por compartir.