
Guía para comerse Santiago de Compostela
Cualquiera que haya venido bien aconsejado -y que haya logrado esquivar el maremágnum de bares para turistas en el casco histórico- sabe que comer en Santiago de Compostela puede resultar un festín bastante impresionante. Primero, porque partimos de una buena base: la materia prima es tan sabrosa que le hacen falta muy pocos adornos, brilla ya desde su desnudez. Y segundo, porque la capital de Galicia alberga una tonelada de mesas y barras que ofrecen esa inmensa riqueza gastronómica -que puede permitirse cualquier bolsillo por modesto que sea-.
Aquí os recomiendo tanto casas de comida como mesas de postín, menús tradicionales y otros más creativos, restaurantes para un picoteo rápido o para una ocasión especial. Opciones, en definitiva, para que ningún comensal quede insatisfecho.
Guía acelerada para comer en Santiago de Compostela:
Para tapear típico y mucho:

No hay free tour, ni peregrino, ni turista que olvide pasar por aquí para echarse su cañita, bien acompañada de la tapa de tortilla más célebre de Compostela. Yo confieso que he llegado a devorar, en mis años mozos, hasta tres pinchos de su signature dish casi sin parar a respirar.
Cierto es que en mi última visita, el pincho hermoso y potente que recordaba no fue el que degusté. Pero por nostalgia -y por lo complicado que ha sido este último año para la hostelería- continuaré manteniéndolo como un recomendable lugar de culto. Al menos de momento.
Otro de los reyes del tapeo compostelano. Es de agradecer el opulento aperitivo de cocodrilo (lomo de cerdo) con patatas fritas que acompaña cada consumición.
Por lo demás, en la carta encontraremos pulpo, gambas, calamares, moluscos de concha, zorza, raxo… todo un desfile de productos típicamente gallegos para dejar al estómago contento.
Tasca del Franco de toda la vida famosa por sus tigres rabiosos, esa tapa de mejillones bañados en una adictiva -y secreta- salsa picante que pide a gritos hacer barquitos con el pan. También podrás probarla en su local anexo, La Cueva, porque desde hace unos años comparten propietario -Dany Cosme, un venezolano morriñoso que recientemente ha añadido a la carta de raciones tradicionales de ambos bares los tequeños de su tierra -.
Se trata de un establecimiento de referencia en Santiago por acostumbrar a servir unas tapas de cortesía la mar de abundantes, por lo que no hay día que su terraza no esté hasta la bandera. Más allá de esta dadivosa práctica, merece la pena conocer su comedor interior y homenajearse con una buena mariscada. La carta de San Clemente, en la que pescados y mariscos sobresalen por su excelencia, está adaptada a todos los paladares -más y menos sofisticados-.
Sorprende también su sabroso raxo con patatas fritas, el revuelto de pulpo o los pimientos de Padrón.
Para comer muy bien y pagar lo justo:

Nos encontramos ante una casa de comidas basada en la cocina de barrio, de cuchara, de tradición familiar. Por eso, en su carta nunca faltan los guisos, los estofados, los arroces y los escabeches. Recetas populares santiaguesas refinadas por las experimentadas manos del chef Alén Tarrio -por cierto, cocinero del año en el Fórum Gastronómico 2019-.
Dejaos aconsejar a la hora de pedir, pero no paséis por alto la empanada del día ni el coulant de tarta de Santiago; que os aviso: es un postre que no se debe compartir.
Apuestan por un menú degustación con productos de temporada y una carta breve a la par que resultona que conquista desde los entrantes -podrás comenzar por unas cremosas croquetas de jamón o unas empanadillas de Gallo Celta, queso Arzúa-Ulloa y kimchi- hasta los postres -como su infalible tarta de queso o su versionada tarta de Santiago con helado-.
En cuanto a lo de chinchinear, atesoran una bodega de más de 80 referencias entre las que predominan las denominaciones de origen más próximas.
Para disfrutar de la despensa autóctona en todo su esplendor y sin adulterar, acércate a este acogedor comedor ubicado en una antigua casa de piedra de 300 años de antigüedad. Las croquetas -de queso o de chorizo y castaña- son uno de esos clásicos imperecederos que nadie debería perderse. Del resto de la carta, perfectamente pertrechada, también merece la pena destacar las zamburiñas, la croca a la plancha con chutney casero de tomate, el laminado de pulpo y la tarta de queso con mermelada de mirabel.
Por su parte, la carta de vinos tiene un precio muy ajustado y está pensada para enaltecer una comida deliciosa. Pedid recomendación y comprobaréis que la atención también es inmejorable.
Quien busque un menú del día casero, solvente y pintón, que sepa a lo de siempre sin resultar aburrido, lo hallará en A MOA todos los mediodías de martes a viernes (15€ primero, segundo y postre, 10€ plato único y postre).
La otra opción es ir de tapiñas -hay croquetas de pulpo á feira, anchoas con queso San Simón, volandeiras en escabeche…-, cualquier cosa apetece porque trabajan con un buen producto y saben sacarle partido.
Para disfrutar del encanto de lo ‘enxebre’:
Las calles más turísticas aún albergan alguna casa, taberna, o refugio de toda la vida como este que os recomiendo: O Gato Negro, la tasca suprema. Todo un referente para comer en Santiago. Cien años regentada por la misma familia. Cien años sirviendo cuncas de ribeiro, hígado encebollado y empanadas caseras a gallegos y turistas; a comensales tan célebres como Marlon Brando y tan anónimos como yo misma.
Ojalá sigan haciéndolo durante muchos años más.
Otras recomendaciones para comer en Santiago de Compostela:
- Desayuna como un gallego: Bébete la cotidianidad y uno de los mejores chocolates de la ciudad en la Churrería San Pedro, endúlzate el día con unas tortitas del Café Tertulia o coge energías en la longeva cafetería El Muelle. (En este post te recomendamos también otras opciones menos tradicionales pero igualmente riquiñas).
- Hay vida más allá de la Estrella Galicia: Visita O bandullo do Lambon para probar y conocer otras referencias locales o haz una paradita en La Atlántica para hacerte con unas buenas provisiones de cerveza artesana.
- Al rico xeado de piña para el neniño y la neniña: Llueva o haga sol, los helados de Bico de Xeado y de Xearte Brigitte siempre apetecen.
- Pan, dulces y empanadas para llevar: En Pan da Moa te espera un chute de galleguismo a base de masa madre de la buena.
- Compra la auténtica tarta de Santiago: La versión tradicional debe llevar almendra (33% como mínimo), huevos y azúcar. Cuantos más ingredientes añadidos tenga la receta, peor. Huye de las que puedas conseguir en tiendas de souvenirs y encomiéndate a las que más saben de esto: las religiosas que, con paciencia benedictina, elaboran mis dos tartas favoritas de la ciudad; la del Monasterio de San Paio de Antealtares y la de As Monxas.
Con este listado de recomendaciones para comer en Santiago de Compostela, creo que ha quedado probado lo poquito que cuesta ser feliz en esta tierra de Breogán. Y que «Galicia» y «buena mesa» son, práctica y merecidamente, voces homólogas.
Ahora toca ponerse a disfrutar.
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