
Disfrutando Salamanca con los 5 sentidos
¿Por qué visitar Salamanca?
Salamanca es una urbe de placeres. Placeres para todos los gustos. Si te apasiona la arquitectura, la historia, la música o la gastronomía, esta ciudad será una fiesta para tus sentidos.
VISTA
¿Qué ver en Salamanca?
Hablamos de una de las ciudades más bonitas de España y con mayor riqueza monumental así que te animamos a que descubras la ciudad por ti mismo. A pie, despacio y mirando mucho hacia arriba.

- NO TE PIERDAS (Nuestros imprescindibles particulares):
Pasea día y noche por la Plaza Mayor, busca la famosa rana en la fachada de la Universidad, sube al cielo de Salamanca en el Patio de Escuelas Menores, disfruta de las imponentes Catedrales (sí, Salamanca tiene dos: la Vieja y la Nueva, y se visitan conjuntamente), descubre la original Casa de las Conchas, contempla la ciudad desde las Torres de la Clerecía, atraviesa el río Tormes por el Puente Romano…
Y ven con la cámara preparada. Estás es una ciudad realmente fotogénica.
¿Buscas una perspectiva diferente? Sobrevuela Salamanca en globo.
OLFATO
En Salamanca se respira historia, juventud, cultura y sabiduría. La ciudad es un verdadero museo al aire libre.
Aunque dejando a un lado las metáforas, a mí Salamanca sobre todo me huele a hornazo. Se trata de una especie de empanada muy contundente típica del Lunes de aguas (ocho días después de Pascua) pero que puede encontrarse en las panaderías durante todo el año. Suele estar rellena de chorizo, salchichón, jamón, lomo de cerdo y huevo.
Y sí, está tan deliciosa y engorda tanto como parece.

Otro lugar al que te guiará el olfato si eres de paladar dulce, será el Convento de Las Dueñas. Un lugar que alberga un claustro precioso y donde podrás comprar unos dulces riquísimos elaborados por sus propias religiosas. Su especialidad son los amarguillos, unas deliciosas pastas de almendras que te recomendamos encarecidamente probar. También hornean galletas de nata, magdalenas, bocaditos de mazapán, mantecados…

OÍDO
Salamanca es una ciudad de cuento. Si sabes escuchar, sus edificios te transportarán a historias y leyendas mágicas. En sus calles encontrarás claras referencias a clásicos como El Quijote, El lazarillo de Tormes o La Celestina. Incluso puedes pasear por el huerto de Calixto y Melibea y quizás oír a la joven llorar por la muerte de su amado.
Te recomendamos realizar el tour de leyendas para descubrir los secretos ocultos de la ciudad de la mano de un guía local oficial.
Pero olvidemos por un momento los cuentos para dormir porque paradójicamente, al caer la noche Salamanca se despierta. Como sabréis, es una ciudad eminentemente universitaria y por ello, siempre hay bullicio y fiesta.
De nuevo, agudiza el oído y sigue a la gente. La noche es intensa y joven. La Plaza Mayor es el corazón de la ciudad -siempre latiendo- y a su alrededor se congregan las principales zonas de marcha.
Es aquí también donde se encuentra el Café Novelty, con más de 100 años de historia. Lugar de reunión de importantes escritores como Miguel de Unamuno o Torrente Ballester. Y poned bien el oído en la siguiente curiosidad: en este local nació Radio Nacional en 1936.
Si te apetecen unas cervezas o un café irlandés “de tranquis”, en The Holly Cross o The Irish Theatre encontrarás el producto y la ambientación ideal. Para tomar una copa, apunta estas coctelerías: Hernández y Fernández, Capitán Haddock y Niebla. Algunos días tienen música en directo.
TACTO
Toca Descubrir, Toca Desconectar, Toca Saborear, Toca Disfrutar y Toca Dejarse Llevar.
Seguimos adentrándonos en la nocturnidad de Salamanca para descubrir su otra cara. ¿Repetimos visita a las Torres de la Catedral, ambientadas por la noche con música y luz interpretativa? O, si es verano, contamos con la oportunidad de contemplar otras maravillosas vistas desde las Torres de la Clerecía.
Otras panorámicas destacables de la ciudad iluminada las encontrarás desde el Puente Romano y el Mirador de San Blas.

Al caer el sol, además, las iglesias, catedrales y demás espacios monumentales de recogimiento se vuelven más solemnes y espectaculares si cabe. ¿No te parece?
GUSTO
Y dejamos lo mejor para el final. El momento de catar y saborear los mejores productos de esta tierra. Porque hablar de Salamanca es hablar de jamón de Guijuelo, de carnes ibéricas -presa, pluma, secreto- de farinato, de hornazo, de lentejas y garbanzos, de queso…
¿Los platos típicos? Las patatas meneás, la chanfaina, el cochifrito, los huevos con farinato o las rosquillas de Ledesma. Muy consistente el asunto.
Además hemos comprobado que en las ciudades universitarias se tapea siempre bastante bien y Salamanca no es la excepción. En la calle de bares más famosa de la ciudad, Van Dyck, podéis llenar el estómago a muy buen precio en lugares como El Minutejo, La Fresa, La Goleta o Don Cochinillo. Multitud de bares se agrupan en esta zona que los más jóvenes abarrotan cada día por sus tostas, pinchos y raciones económicas. Es verdad que se encuentra un poco alejada del centro turístico, pero merece la pena acercarse si se cuenta con suficiente tiempo.
Por otro lado, los alrededores de la Plaza Mayor también congregan un buen número de locales de tapeo para paladares un poquito más exigentes. Podemos recomendarte, por ejemplo Lilicook Gastrobar -arroz tostado de carrilleras estofadas y entrecot de ternera, imprescindibles- y, en la misma línea los locales Tapas 2.0 y Tapas 3.0 -todos los platillos están deliciosos pero procura dejar un hueco para su flan-.

¿Que quieres entregarte al hedonismo sin reservas en un restaurante de Estrella Michelin? Pues reserva en La Parra.
Y una última sugerencia, si eres amante del vino y los ibéricos, visita Doctrinos Casa de Vinos. Querrás volver una y otra vez por sus riquísimas tapas -incluidas con la consumición- y sobre todo, por su trato.

