Lo que me enamoró de Varsovia: 8 experiencias únicas
¿Vas a viajar a la capital polaca y estás buscando qué hacer en Varsovia?
Si resulta que no has pisado Varsovia y te pido que pienses en ella, ¿cómo te la imaginas? Porque quizás te hayan contado que es una ciudad anodina -está claro que las comparaciones con Cracovia no le favorecen-, y que apenas puede presumir de un casco antiguo de mentirijilla. En realidad, la capital de Polonia es una caja de sorpresas. Y sus reconstruidos escenarios disneylandianos son solo el envoltorio.
Qué hacer en Varsovia: 8 experiencias imprescindibles
1. La Varsovia de cuento, una ciudad reconstruida:
Todo cuento tiene un principio y este ha de empezar en la plaza del Mercado. Allí, una sirenita guerrera –protectora de Varsovia y de sus habitantes desde que solo era una pequeña aldea de pescadores-, nos da la bienvenida al epicentro del casco antiguo. Esta plaza, que en su día fue lugar de comercio, reuniones, ferias y hasta ejecuciones públicas, fue destruida prácticamente en su totalidad por los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Lo que hoy puede verse es una fiel reconstrucción. De hecho, casi todo en esta zona, conocida como Ciudad Vieja o Stare Miasto, fue reconstruido tras el conflicto.
Por cierto, si hay Ciudad Vieja es porque también hay Ciudad Nueva (Nowe Miasto). Ambas se encuentran separadas por la Barbacana medieval, una fortificación defensiva que formaba parte de la muralla que rodeaba la ciudad. ¡No puedes marcharte sin verla!
Si seguimos el paseo por el centro histórico nos encontraremos con la Catedral de San Juan, el Castillo Real y la columna del rey Segismundo III.
Otra parada obligatoria es el mirador de la Iglesia de Santa Ana. Aquí te espera una vista vista ES-PEC-TA-CUL-AR del peculiar contraste arquitectónico de la ciudad ( a lo largo de la ciudad, lo tradicional y lo vanguardista se encuentran continuamente, como si intentaran esquivar el aburrimiento). Iglesias barrocas con edificios neoclásicos, con bloques comunistas, con larguísimos rascacielos… Y por ahí en medio, un regalo inesperado: parques y bosques que se cuelan para reverdecer los edificios color azul futurista.
Bien visible desde el mirador es también la Ruta Real que parte desde la Plaza del Castillo hacia el Palacio de Wilanów. Son aproximadamente 10km de jardines, palacetes y edificios señoriales entre los que destacan además: el Palacio y Jardín Krasiński, el Palacio Presidencial, la Plaza Piłsudski y el Jardín Sajóny y el Museo Parque Real de Łazienki.
2. El Barrio judío:
En 1940, los nazis hacinaron a más de 400.000 judios en el que fue el mayor gueto de Europa. Las cifras de muertos por hambre y enfermedades -sin contar los que fueron asesinados- son escalofriantes.
Lo mejor para acercarnos a esta época tan convulsa que marcó la historia de Varsovia, es realizar un tour guiado por el barrio judío. Además de las localizaciones más destacadas, como la única sinagoga que sobrevivió a la II Guerra Mundial o el monumento a los héroes del gueto, conocerás la historia de personajes tan interesantes como Irena Sendler, “el ángel” del gueto de Varsovia. Una enfermera que, en una época en la que prestar ayuda a los judíos se castigaba con la muerte, logró rescatar a 2.500 niños sacándolos de manera clandestina. Sedados y ocultos en sacos, maletas y ataúdes; o en ambulancia como falsas víctimas de tifus. Su historia pone los pelos de punta.
3. La Polonia comunista:
En Varsovia puedes transportarte a su -reciente- pasado comunista (1945-1989) dando un paseo por la Plaza de la Constitución, visitando el Palacio de la Cultura y la Ciencia y subiendo a su terraza panorámica. O interactuando con todos los objetos expuestos en el Museo de la Polonia Comunista: una cabina telefónica, un coche, un piso típico o una cafetería de la época en la que sirven un café riquísmo.
También la neonización conquistó las calles y edificios de esos años, convirtiéndose en todo un símbolo del que apenas quedan huellas. Ahora, muchos ciudadanos y turistas acuden al Museo del Neón para fotografiarse con aquellos carteles fluorescentes que fueron medio de expresión, herramienta propagandísitica y ahora, escenario de Intagram.
4. Barrio de Praga:
Al otro lado del río Vístula, el bohemio-marginal barrio de Praga late con su propia personalidad. Sus muros son lienzo de arte callejero y agujeros de bala, escenarios de El Pianista, refugio de drogadictos y meaderos.
Aunque también, como distrito en pleno proceso de gentrificación, acoge museos como el del Neón o el Vodka, galerías de arte alternativo y cafeterías para hípsteres.
Por cierto. Entre todo ese fluir sobresale, literalmente, la majestuosa catedral de San Florián. De nuevo, el contraste.
5. Los bares
Polonia nos acogió con un sol frío y un atardecer temprano que nos empujó a los bares desde la hora de la merienda hasta la de la recena. ¿Os suena la República de San Escobar? Su primera acepción nos remite a un inexistente país viral creado por un ex Ministro de Asuntos Exteriores Polaco. La segunda, al que podría ser el mejor bar de Varsovia estética, musical y alcohólicamente hablando. Todas las tardes, como os decía, las empezábamos en nuestro bar amigo. Y si estaba cerrado, en nuestro segundo más amigo.
No puedo obviar algunas costumbres -léase herejías- polacas sobre la cerveza: 1) Beberla caliente en invierno (Grzane Piwo), normalmente especiada con canela, clavo, jengibre y/o miel. 2) Mezclarla con siropes, jarabes y zumos de fruta. 3) Beberla con pajita.
Aparte de eso, los polacos son maravillosos.
6. Los bares de (la) leche:
Para vivir la experiencia gastronómica más auténtica y costumbrista, hay que ir a los bares de leche.
Entre tanta franquicia y restaurante prefabricado, de los que siempre abarrotan las grandes ciudades -en el centro histórico de Varsovia es difícil encontrar otra cosa-, estas cantinas son un cielo al que asomarse. Una opción muy económica que se popularizó en la época comunista y que encontrarás repartidos por toda la ciudad.
Un par de avisos: No sirven alcohol y es posible que en algunos no hablen inglés. Si no comprendes lo que pone en la pizarra, mira lo que hay en las mesas o en la barra y señala. P’alante.
7. Descubre más sobre sus personajes célebres:
Aunque de primeras no te vengan muchos nombres de polacos famosos, el país fue cuna de unos cuantos. Y Varsovia está repleta de sus huellas, referencias y homenajes.
El astrónomo Nicolás Copérnico -ya sabéis, el que dijo que la Tierra gira alrededor del sol y no al revés- tiene un monumento frente al Palacio Staszic, un museo de ciencias y un planetario con su nombre. Chopin tiene bancos multimedia repartidos por toda la ciudad -puedes escuchar su música presionando un botón-, y como Copérnico, también puede presumir de museo y de monumento en el Parque Lazienki. Además, al pie de su estatua, los domingos se celebran los Conciertos de Chopin. Son gratuitos y participan pianistas de todo el mundo. Ah, y el corazón del compositor se encuentra en una urna en la Iglesia de la Santa Cruz. Dicen, que conservado en coñac. A Marie Curie -en realidad, Maria Skłodowska-Curie-, la única mujer que obtuvo dos premios Nobel, también le hicieron su museo en la casa donde nació.
Si queréis profundizar un poco más y descubrir otras figuras polacas destacadas, mi queridísima Carla ha escrito una Breve Historia de Varsovia para Principiantes.
8. Verde que te quiero verde:
Los parques te reconcilian un poco con el mundo, eso es así. Y por fortuna, las áreas verdes en Varsovia ocupan casi la mitad de su superficien urbana. De los 95 parques donde podrás encontrar la sombra y la tranquilidad que tanto necesitamos en los viajes, el más emblemático lo hemos nombrado ya: el Parque Real de Łazienki.
Tampoco deberías perderte las cubiertas ajardinadas de la Biblioteca Universitaria ni el Parque Szczęśliwicki, que cuenta con una pista de esquí abierta todo el año y un tobogán alpino.
- Una experiencia extra: Antes de abandonar Varsovia, no olvides visitar la campana de Kanonia. Las guías de viaje dicen que hay que rodearla tres veces con la mano puesta en su centro y pedir un deseo. Yo, como lo hice en una madrugada melancólica, pensé algo sobre el amor y la amistad. Muy bonito, sí. Pero también una pena… desde entonces lamento haber frustrado mi única oportunidad de poder comer sin engordar.
Información de interés
¿Dónde comer en Varsovia?
Aquí, la comida es contundente y reconfortante, perfecta para paladares andarines y días de turismo: sopa, pierogis, tortas de patata, mucha carne… También existe cierto fetichismo por los sabores avinagrados, así que los pepinillos triunfan como aperitivo -y yo celebro ese triunfo-.
En el mapa de los sabores polacos para comer bien y barato, además de subrayar varias veces los bares de leche de los que ya os hemos hablado, merece la pena visitar los mercados gastronómicos -no solo por la comida, también por el ambiente- y probar lo dulces en alguna de las pastelerías.
En este mapa encontraréis varias recomendaciones, unas más turísticas que otras, pero con sabor 100% polaco:
¿Dónde dormir en Varsovia?
En el centro histórico (Stare Miasto) si cuentas con poco tiempo para conocer Varsovia, o en el corazón urbano de la ciudad (Srodmiescie) para tener muy buenas comunicaciones y un ambiente más local.
En Booking encontraréis opciones para todos los presupuestos.
¿Dónde cambiar moneda?
La moneda de Polonia es el zloty polaco. En la mayoría de los sitios podrás pagar con tarjeta (y con Revolut también tienes la opción de sacar dinero en los cajeros automáticos).
Si prefieres cambiar en el destino, recuerda que no es aconsejable acudir a las casas de cambio del aeropuerto. Siempre saldrás perdiendo.
¿Qué otras actividades puedo hacer en Varsovia?
Un comentario
De Madrid a USA
Una ciudad con mucha historia que ha visto de lo peor., pero que como nos muestras parece ser muy interesante para visitar.
Muchas gracias por compartir estos lugares.