ASIA,  JAPÓN

Lo que hicimos bien (y mal) en nuestro viaje a Japón

Los bloggers de viaje normalmente basamos nuestros artículos en lo que hay que hacer, los imprescindibles en un viaje. Todo lo que deberías ver, dónde ir a comer, los atractivos más destacados de esta ciudad o de aquella… ¿Pero no sería bueno que además te contáramos lo que NO debes hacer en tu escapada? En un viaje tan largo y a un país tan lejano como Japón, hay muchas posibilidades de cometer ciertos errores que nos harían perder dinero, tiempo y oportunidades. Nosotros cometimos algunos. Así que en esta entrada queremos compartir contigo todo aquello que hicimos bien y también, todos los fallos que cometimos en nuestra aventura. Apunta estos consejos para viajar a Japón si vas a visitar el país por primera vez.

Consejos para viajar a Japón

 

Cosas que hicimos bien en nuestro viaje a Japón

Consejos para viajar a Japón - Con Algas en la Maleta

No tener miedo a probarlo todo.

Siempre he sido una gran enamorada de la cocina nipona y pensaba que ya lo había probado todo, que Japón poco podría sorprenderme en este aspecto: Okonomiyaki, ramen, tonkastsu, takoyaki, gyozas, yakitori, miso, mochis… No hablabla ni pizca de japonés pero el vocabulario gastronómico lo dominaba bien. O eso creía. ¿Qué podía faltarme por probar? ¡Pues todo! El país tiene muchísimos restaurantes, la mayoría de ellos realmente pequeños (para 8-10 comensales) y especializados en un único plato: Desde sushi hasta teppanyaki (cocina a la plancha), okonomiyaki (espece de tortilla japonesa rellena de varios ingredientes y cocinada a la plancha), ramen o cualquier otra especialidad que se te ocurra.  Y sí, probé muchas cosas que no había comido antes, como el delicioso curry japonés, el omuraiso (tortilla rellena de arroz), oniguiris de mil sabores, kabayaki (pescado fileteado con una salsa dulce de soja, sake y azúcar) y muchos -muchísimos- dulces de todo tipo: Helados de Calpis (un refresco muy popular en el país elaborado con agua, leche desnatada y ácido láctico), batidos de judías rojas azuki, helados -y batidos, tartas, dulces- de té matcha, kit-kats de sabores únicos (sake, flan, tarta de queso…), dorayakis (la merienda favorita de Doraemon), melonpan, taiyakis, yatsuhashi…  Por lo que pude comprobar, los dulces en Japón no lo son tanto y los sabores de té verde, plátano y melón parecen ser los más queridos entre los locales. De modo que sí, incluso los expertos y amantes de la cocina japonesa encontrarán comidas y sensaciones nuevas en este viaje. Y es que, incluso los platos que hayas podido probar con anterioridad en tu país, aquí te sabrán de una manera completamente diferente. El producto, la técnica, la especialización, la pasión que ponen los japoneses en lo que hacen y el esfuerzo por agradar a sus comensales son las razones por las que vivirás una experiencia única. Una experiencia, que no obtendrás en ningún restaurante japonés fuera de sus fronteras. Así que no vayas con miedo ni seas remilgado. Libérate de los prejuicios y pruébalo todo, porque podrás sorprenderte. Nuestra lista de platos japoneses que -aún habiendo comido de todo en dos semanas- nos fuimos sin probar, todavía es muy larga: el pez globo, la carne de kobe, los takoyakis de Osaka, el famoso pastel de queso de Uncle Rikuro… ¡Espero que lo estés apuntando todo! Ya ves, Japón es un paraíso para el foodie con platos que van mucho más allá del sushi o la tempura.

Utilizar el JRPass.

En nuestro post anterior sobre los preparativos del viaje a Japón os explicamos en qué consistía este pase, cómo obtenerlo y algunos consejos para utilizarlo y sacarle el máximo provecho. Así que solo os diré que, si vais a Japón por primera vez y con el tiempo justo, tenéis planeado recorrer largas distancias en trenes bala shinkansen y realizar las excursiones más típicas, seguramente os merecerá la pena. Por ahorro de tiempo y de dinero. Aunque naturalmente, deberéis calcular el precio de todos los viajes internos en el país para comprobar si verdaderamente os compensa. En nuestro caso, lo hizo con creces. No tuvimos que preocuparnos por sacar los billetes en muchos de los trayectos (ahorrándonos las colas y el tener que encontrar cambio).

Dormir en un ryokan en Miyajima (y reservarlo con mucha antelación).

Desde el primer momento en que empezamos a planear este viaje teníamos claro que queríamos pasar una noche en un ryokan, un capricho -no demasiado económico- que queríamos experimentar. Un ryokan es una posada de estilo tradicional japonés. Con grandes habitaciones sin tabiques (¡y mira que es raro encontrar habitaciones grandes en Japón!), con suelo tatami y puertas correderas. Como único mobiliario hay una mesa baja y los huéspedes duermen sobre un futón. Además, suelen disponer de baños termales (onsen) colectivos o privados. Nosotros elegimos un ryokan para alojarnos en Miyajima, la isla del gran torii flotante. Os recomendamos alojaros aquí para disfrutar de su mágico anochecer y su tranquila mañana,  únicos momentos del día en los que Miyajima no se encuentra atestada de turistas. Eso sí, si os decantáis por esta opción, aseguraos de reservar vuestro ryokan con mucha antelación. Nosotros escribimos al establecimiento casi un año antes de nuestro viaje para saber en qué momento abrían el período de reservas y poder ser los primeros.

Yukata en Kioto - Con Algas en la Maleta

Alquilar un yukata para pasear por Kioto.

Alquilar un traje tradicional japonés (kimono en invierno y yukata en verano) es una experiencia increíble que se ha convertido en uno de los recuerdos más bonitos que conservo de Kioto. Y es mucho más barato de lo que puede parecer. Nosotros reservamos los yukatas con antelación en la página web de Kyoto Kimono Rental. El pack estándar para 2 personas con lo más básico (yukata, sandalias, bolsito y adorno sencillo para el cabello) nos costó 5.400 yenes, unos 40€ al cambio. Tened en cuenta que el precio varía según los extras que añadáis (maquillaje, peinado, paraguas, fotografía de estudio…), del día y la hora de la semana y de la antelación con la que reservéis. Si tenéis más tiempo y dinero para gastaros en esta experiencia, podéis incluso contratar el peinado y maquillaje. ¡E incluso pagar por una sesión de fotos profesional caracterizada como una auténtica geisha o maiko! Para los chicos, además del yukata tradicional, suelen ofrecer un plan para convertirse en auténticos samuráis durante unas horas.

Ser flexibles. Por ejemplo, aprovechar la alerta de tifón y el día de lluvia para comprar souvenirs en Kioto.

Siempre surgen imprevistos y problemas que escapan a nuestro control.  Por eso los viajeros tenemos que ser flexibles y estar dispuestos a cambiar nuestros planes ante cualquier eventualidad. A nosotros nos ocurrió en Kioto. Una alerta por tifón nos dejó sin nuestra esperada excursión a Osaka. Eso sí, no estábamos dispuestos a quedarnos en el hotel y perder un día entero de viaje, por lo que buscamos una solución. Un lugar donde poder refugiarnos del viento, la lluvia y seguir disfrutando de las maravillas de Japón. Decidimos ir a las calles Shinkyogoku y Teramachi, que forman parte de una galería cubierta donde abundan pachinko, tiendas de souvenirs, puestos de comida callejera e incluso pequeños templos.  ¡Y qué gran idea! Volvimos al hotel con las manos cargadas de regalos y el estómago contento. De hecho, fue uno de los mejores días que pasamos en Kioto. Quizá porque fuimos sin prisas, sin altas expectativas y disfrutando cada minuto.

Souvenirs Japón - Con Algas en la Maleta

Aprovechar las tiendas de 100 yenes para cargarnos de recuerdos.

En Japón proliferan por todas partes las tiendas de artículos a 100 yenes (+ impuestos). Es decir, la mayoría de los productos de estos establecimientos se venden por 1€, aproximadamente. En ellos podemos encontrar de todo: artículos de alimentación, de limpieza, de higiene, de papelería o de decoración con motivos japoneses. Por eso son ideales para comprar souvenirs. Abanicos, paipais, figuritas del Maneki-neko, palillos, pañuelos de tela con estampados tradicionales, aperitivos y dulces típicos… Como para arrasar con todo, vamos. Las franquicias más populares del país son Daiso, Cando, Serie y Lawson Store 100. Otra (mega) tienda muy popular en Japón donde podremos encontrar recuerdos y regalos de todo tipo es Don Quixote (Donki). Ampliaremos información sobre el maravillosos universo de los souvenirs en Japón en próximos artículos.

Asistir a un tour privado en español (¡y gratuito!) con guías japoneses.

Conocer una ciudad de la mano de guías locales siempre es una buena opción. Si esta posibilidad encima, es gratis, se convierte en un plan indispensable. Gracias al Servicio de guías turísticos voluntarios de Tokio conocimos, de la mano de dos majísimas voluntarias japonesas, los preciosos Jardines de Hamarikyu -donde además vivimos una auténtica ceremonia del té en un entorno único-, el Mercado de pescado de Tsukiji y asistimos a un curso de creación de papel japonés (ozu washi) que luego nos llevamos como souvenir. Además, resolvieron todas las dudas que teníamos sobre la cultura japonesa y nos dieron recomendaciones para hacer aún más mágica la experiencia en el país nipón. Podéis consultar los tours disponibles en su página web y reservar, hasta con 3 semanas de antelación, el que más os guste. ¡Hay 13 rutas para elegir! Lo único que tendrás que pagar es el transporte, para ti y para los dos guías, y las entradas a los lugares que visitéis.

Pasar una noche en el Karaoke.

A los japoneses les encanta ir al karaoke. Para que os hagáis una idea, el país cuenta con más de 10.000 salas de todo tipo: con habitaciones públicas o privadas, con vistas espectaculares, con disfraces pintorescos e instrumentos… De modo que, para despedir nuestra estancia en Tokio a lo grande, nos fuimos al famoso Karaoke Kan (sí, te suena por la película Lost in Translation), que cuenta con varios edificios en el centro de Tokio. ¡Qué divertido! Pedimos unos cócteles muy ricos (incluidos en el precio), nos disfrazamos y cantamos muchísimo durante una hora que se nos hizo realmente corta. Y en cuanto al idioma, hay varios temas en inglés e incluso alguno en español. Solo hay que seleccionar la canción que queremos en una tablet -qué también puede configurarse en inglés- ¡y a convertirse en un/a karaoke star! Generalmente, estos establecimientos están abiertos durante todo el día y los precios varían según el día de la semana, el lugar, el tiempo que quieras estar o los servicios extra que quieras incluir, como la barra libre. Aunque en general, es un pasatiempo bastante económico.

Cosas que hicimos mal en nuestro viaje a Japón

 

No quedarnos más tiempo.

12 días en un país tan grande y fascinante como Japón son poquísimos para poder abarcarlo todo y disfrutar como nos gustaría. En este caso,  como no teníamos más tiempo de vacaciones ni tampoco andábamos sobrados de dinero, tuvimos que conformarnos con esta cortita toma de contacto. ¡Pero nos dejamos tanto por ver! Japón se merece un viaje sin prisas y saboreando cada momento. Y con el planning tan apretado que finalmente nos quedó -aún metiendo solo «lo imprescindible de lo imprescindible»-,  pocos momentos para el descanso y el disfrute tuvimos. Mi consejo: Id a Japón todo el tiempo que os podáis permitir. Nunca será demasiado.

Verano en Japón - Con Algas en la Maleta

Viajar en verano.

De verdad, si podéis evitar viajar en verano, mejor. Es temporada de tifones, calor y humedad, avispas, colas interminables… Los meses de junio, julio y agosto son realmente sofocantes y llueve bastante. Es cierto que viajar en esta época del año también tiene sus ventajas (festivales, fuegos artificiales, helados y días más largos), pero quizá no compensa las dificultades.  Sin embargo, si como nosotros tenéis las fechas acotadas y solamente podéis viajar a Japón en verano, no dejéis de ir. Seguid leyendo este post para evitar el resto de errores que cometimos y ¡a disfrutar de la experiencia!

No poder incorporar al planning 2 excursiones que nos quedaron pendientes (Osaka y Kamakura).

La excursión de un día a Osaka sí que entraba en nuestros planes pero tras la alerta de tifón que os he contado antes, tuvimos que cambiar los planes y cancelar la visita. En cuanto a la excursión a Kamakura desde Tokio, simplemente no pudimos encajarla de ningún modo en los 5 únicos días que íbamos a pasar en la ciudad. Nos habría encantado conocer esta bella localidad costera y su Gran Buda Gigante pero solo teníamos tiempo para realizar una excursión en las afueras. Finalmente, y casi a cara o cruz, nos decantamos por Nikko. Los templos y santuarios, el puente Shinkyo, los jardines, la naturaleza… No me arrepiento de la decisión. Si me pareció un lugar asombroso en verano, cuánto más bonito lo habría visto con los colores del otoño o los cerezos en flor de la primavera. Fue una excursión que disfruté muchísimo. Pero claro, habría preferido no tener que elegir. ¡Qué caro es el tiempo!

No llevar repelente de mosquitos.

Porque a ver, tú vas en verano con tu vestido/pantalón corto para no pasar calor y los mosquitos te acribillan. Llegué a contar más de 30 picaduras en cada pierna. Así que meted repelente en la maleta, lo necesitaréis. Sobre todo cuando paséis por parques y zonas verdes. Si aún así te pican y no has venido preparado de casa, no tendrás problema para encontrar droguerías o parafarmacias japonesas donde te vendan algo para disminuir el picor y la hinchazón. La frase Ka ni sasareta = me ha picado un mosquito, puede serte útil cuando entres a un establecimiento buscando un remedio para aliviar tu escozor.

Salir del hotel sin embadurnarnos en protector solar factor 50.

Los japoneses tienen mucho cuidado con la exposición solar. Probablemente, cuando salgas a la calle encontrarás a muchos de ellos con los paraguas abiertos y hasta con los guantes puestos para evitar que el sol les queme la piel. Tal vez os parezcan un poquito exagerados. Y no os vamos a recomendar que lleguéis hasta este extremo pero creedme, seguro que agradeceréis haber traído un gorrito, protector solar y after sun si venís en los meses más calurosos. ¡No os podéis imaginar lo que duele cargar la mochila con la espalda achicharrada! Ya os decía que viajar a este país en verano no era muy buena idea…

Odaiba - Con Algas en la Maleta

No llevar trípode para la fotografía nocturna.

Aunque nos lo planteamos, antes de comenzar el viaje decidimos no llevar el trípode con nosotros porque creimos que sería un engorro tener que cargar con él todo el tiempo. Y lo cierto es que casi no lo echamos de menos durante el viaje… hasta que vimos el anochecer en la isla de Odaiba. Aquello era un auténtico espectáculo y nosotros no teníamos el material necesario para retratarlo como nos hubiera gustado. ¡Casi lloro de la pena! Las vistas de la bahía, la estatua de la Libertad y el Rainbow Bridge iluminado merecen ser inmortalizadas con una buena fotografía que les haga justicia. Al final, tuvimos que apañarnos con lo que teníamos, improvisando puntos de apoyo en las barandillas cubiertas -porque encima llovía a cántaros- y tirando de modo nocturno, trucos y programas de edición del teléfono móvil para eliminar el ruido de las imágenes. Pero oye, el recuerdo que tengo en mi cabeza de ese momento es perfectamente nítido e imborrable. Y eso es lo más importante.

Subestimar los efectos del jet lag.

Lo cierto es que no nos preparamos para la que se nos venía encima. Llegamos a Japón a las 9 de la mañana, teníamos todo el día por delante y queríamos aprovecharlo. Pero en ese momento, en España ya era de madrugada. Apenas habíamos dormido un par de horas en el avión y estábamos cansadísimos del viaje. Así que finalmente el día de nuestra llegada fue agotador y terminó mucho antes de lo que habíamos planeado. Nos dejamos varias visitas pendientes (alguna ni siquiera llegaríamos a recuperarla) y llegamos al hotel mareados y con dolor de cabeza. Menos mal que esa noche dormimos muy bien y al día siguiente ya estábamos listos para explorar Japón. Eso sí, la próxima vez intentaremos ajustar las horas de sueño desde varios días antes del vuelo. Que hay que tener los ojos bien abiertos para ver todo lo maravilloso que Japón tiene para el viajero.

Dejarnos tantas experiencias por vivir.

Visitar un maid café, dormir en un hotel cápsula, ver el Monte Fuji… la lista de cosas que se nos quedaron hacer es larguísima. ¡Así que tenemos un montón de excusas para volver!

Y esta ha sido la reflexión sobre los aciertos y desatinos que cometimos en nuestro viaje.

Pienso regresar, enmendar estos errores y, seguramente, volver a meter la pata con otras muchas cosas… Así que ahora, después de leer todo esto, ¿qué consejos para viajar a Japón -de nuevo- me darías?

11 Comentarios

    • Alba

      Hola Gina. En el artículo tienes el link del Servicio de Guías. Ahí aparecen las distintas rutas que ofrecen. Cuando hayas elegido la que quieres realizar, pincha sobre ella y en la parte de abajo de la página está toda la información sobre cómo realizar la solicitud y el enlace directo al formulario (en inglés). Solo tienes que rellenar los campos y te enviarán la confirmación por e-mail. ¡Disfruta del viaje!

  • Te cuento de viajes

    ¡ Uy uy uy! 😉 sabía yo que en tu blog encontraría algas y destinos interesantes 😉 Para empezar este post me viene genial, estamos pensando en Japón para noviembre… 😉 pero nos tenemos que poner las pilas 🙁 que el tiempo juega en nuestra contra. A ver si a la vuelta de Kruger nos ponemos a full 🙂 Muchas gracias por compartir 🙂 me quedo cerquita 😉 Un abrazo.

    • Alba

      ¡Muchas gracias por pasarte y comentar! 🙂 Japón es un destinazo, muy muy recomendable. Aquí estamos para resolverte cualquier duda. Un abrazo.

  • Charo

    Gracias por toda esta información, me viene de perlas!!
    Me voy a Japón con tres amigas en dia 7 y estoy superemocionada.
    Estoy ultimando los últimos detalles y os he encontrado de casualidad aunque creo que las casualidades no existen.
    A la vuelta os cuento!!!

  • viajes a Vietnam

    Que hermoso kimono y me encanto la posada tradicional y no se me olvidara nunca que decir si me pica un mosquito me encanto tus consejos y tu viaje suena muy lindo espero que el mio sea igual de divertido gracias por la informacion.

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