
Cómo engordar en Sevilla: Olé, qué bien se come
Comer en Sevilla es una maravilla
Comer en Sevilla es una maravilla y las vacaciones son para engordar. Cuando estamos de viaje normalmente comemos como si no hubiera un mañana porque “total, lo vamos a quemar andando”, “tenemos que reponer fuerzas después de un intenso día de turismo”, y además “cómo nos vamos a ir sin probar la comida local más típica”.
Con ese pensamiento llegamos nosotros a Sevilla. Y claro, la devoramos.
Si ponéis en práctica este artículo para comer de lujo en Sevilla o Guía para engordar en la capital andaluza os prometemos que cada kilo que cojáis en vuestro viaje habrá merecido la pena.
Tapeando: Nuestro Top 5
Espinacas con garbanzos, rabo de toro -cola de toro para los sevillanos-, caracoles, montaditos, pringá, solomillo al whisky o al roquefort, soldaditos de pavía, gazpacho, huevos a la flamenca… son solo unos pocos de los platos típicos de la cocina sevillana. Si queréis probarlos todos -o casi- os aconsejamos que pidáis siempre tapas o medias raciones. Normalmente con 4-6 tapas comen muy bien dos personas. Para ayudaros en la elección os dejamos las 5 que más nos gustaron aunque nuestro consejo es que os dejéis recomendar por el camarero, casi siempre acertaréis.
- Croquetas de Casa Ricardo: De jamón, textura líquida, nada aceitosas y acompañadas de patatas paja. Gozan de gran fama entre los sevillanos y pudimos corroborar que bien merecida. De las mejores que hemos probado. También pedimos la mini hamburguesa de presa ibérica, el atún sobre alioli de albahaca y gulas y el solomillo al whisky. Todo nos pareció espectacular. Otras croquetas igualmente deliciosas, pero mucho menos conocidas, las comimos en El pequeño almirante.
- Pringá de Bodegas Santa Cruz (Las Columnas): Su famoso montadito de pringá compite con el de Bodegas Romero. Nosotros probamos ambos y nos quedamos con el primero. Sin embargo, es justo decir que en Bodegas Romero también tapeamos bastante bien y sobre todo muy barato. Aunque no probamos su famoso ‘Piripi’, trataremos de remediarlo pronto.
- Solomillo al ajillo de Sol y Sombra: Y sus quesos, curados por ellos mismos.
- Un cigarro para Béquer de Eslava: Sepia y algas con bechamel de tinta de calamar. Otra tapa muy famosa y premiada del mismo local es el ‘Huevo sobre bizcocho de boletus y vino caramelizado’, pero su sabor no terminó de convencernos.
- Champiñones rellenos de El pequeño almirante: Aunque este restaurante no posee la fama de los anteriores podemos decir que es el lugar donde encontramos una mejor relación calidad/precio. Todo lo que tomamos estuvo riquísimo: las croquetas, el solomilo Wellington y el tataki de atún.
UNA DECEPCION: El pescaíto frito de la Freduría Puerta de la Carne. No nos convenció el sabor, la fritura ni el trato de la dependienta.
BONUS EXTRA: Como estuvimos pocos días en la ciudad no pudimos probar todo lo que habíamos apuntado, pero en la red también se habla muy bien de las siguientes tapas: El canelón de rabo de Toro de Vega 10, el tataki de atún de Brunilda Tapas, el manjar blanco de Taberna Coloniales, las puntas de solomillo y zanahorias aliñadas de Las Golondrinas y los huevos a la flamenca de La Pepona. Todos se encuentran en nuestra lista de pendientes para la próxima visita y por supuesto, aceptamos nuevas recomendaciones.
Y para beber…
En Sevilla se bebe Cruzcampo. No es una de nuestras marcas favoritas pero hay que reconocer que la cerveza andaluza, no se sabe por qué, sabe mucho mejor en Sevilla que en Madrid. Se toma muy fría y es perfecta para combatir las altas temperaturas.
Si sois de gustos más sibaritas os gustará saber que el boom de la cerveza artesana también ha llegado a Sevilla. En sitios como Lupulópolis o Maquila Bar podréis tomar un botellín de Libre, Mond, Cartujana…
Además, no deberíais dejar Sevilla sin probar el vino de naranja en la Taberna Álvaro Peregil, atendida por unos chicos con mucha gracia sevillana. La taberna es pionera en Sevilla en vender este producto típico onubense hace más de cuarenta años. Dice Álvaro Peregil que en otros bares se despachará otros vinos de naranja y no digo que no sean mejores, pero no es el auténtico. También sirven vino de fresa.
Y por último, tenéis que visitar el Bar Garlochi y pedir una copa de Sangre de Cristo (champán rosado, granadina y whisky) o una jarra de agua de Sevilla. No habréis visto un lugar más pintoresco. Aquí se puede vivir el ambiente cofrade en su máxima expresión. No tiene el encanto de los clásicos bares sevillanos decorados con imágenes y estampas de Semana Santa. Aquí todo es exagerado, barroco. Encontraréis cortinas de terciopelo, enormes candelabros, esculturas de vírgenes, cristos, y santos junto a un enorme cuadro de la Duquesa de Alba. Por supuesto, en el pub tampoco falta la música y los olores semanasenteros. Todo muy kitsch.
Manjares divinos
Y para cerrar este artículo de la manera más dulce y terminar vuestra visita a Sevilla con el mejor sabor de boca, os recomendamos llevaros a casa alguna bolsita de dulces de conventos. Es el mejor souvenir que podréis comprar en la ciudad.
Cada convento tiene su especialidad que preparan las monjas de clausura con ingredientes naturales y mucho amor. Los más populares son las yemas de San Leandro, los cortadillos de San Clemente y los bollitos de Santa Inés. Nosotros probamos estos últimos y nos hicieron subir al cielo en cada desayuno.
En esta página tenéis los horarios, dirección y teléfono de los distintos monasterios y conventos donde adquirir estos dulces.
Lo dicho, a comeros Sevilla. Amén y olé.
* Podéis encontrar más imágenes deliciosas de nuestro viaje siguiendo el hasthtag #Sevillalgueando en nuestras redes sociales.


Un comentario
Mariló Núéz García
Espectacular reportaje gastronómico andaluz!!!
Y eso que lo estoy leyendo en la oficina a las 14:20h!!!
Para allá me voy este verano. A ver si cojo unos kilitos