
La Selva Negra: siete lugares increíbles de norte a sur
La Selva Negra es fundamentalmente verde, aunque la atraviesan buenas pinceladas de azul -lagos, cascadas, aguas termales-. Si estás buscando qué ver en la Selva Negra, uno de los destinos con mayor encanto de Alemania, apunta estos siete lugares que te recomendamos.
Quizá no sean los más desconocidos, o los más remotos, pero por alguna razón a nosotros nos resultaron inolvidables.
Qué ver en la Selva Negra: siete lugares increíbles de norte a sur
Qué carreteras, qué paisajes, qué casas parabólicas, qué gente tan amable… ¿Y esa paz que late en los pueblecitos que tienen más consonantes que habitantes? Creo que elegimos bien el destino, pero quizás fue el destino el que nos eligió a nosotros.
Hemos pasado cinco días maravillosos entre parques, toboganes, trineos de montaña y pasarelas suspendidas entre los árboles. No tenemos niños, pero en cierto modo, lo seguimos siendo —mi infancia fue absolutamente feliz, me niego a soltarla—. Así que dejamos que nuestro infante interior tomara las riendas del viaje.
Fue una decisión estupenda, porque a medida que pasaban los días y el calor aumentaba, nuestros cuerpos se rebelaban ante el plan de “ver cosas” o “sacar fotos”. Solo las ganas de salir al recreo en un nuevo patio de juegos lograban sacarnos de la comodidad de una habitación con aire acondicionado.
Baumwipfelpfad (Bad Wildbaw)
Desde el mismo pueblo de Bad Wildbad puedes ascender en funicular hasta Sommerberg. Ahí comienza la aventura: un paseo elevado entre hayas y abetos te guiará hasta una torre de observación de 40 metros de altura, el Baumwipfelpfad. Después de un buen rato allá arriba, sintiendo como el viento te despeina y cargas tus pulmones del aire más puro, viene lo más divertido de esta experiencia, la bajada.
No es obligatorio, pero sí muy recomendable, que te lances desde el tobogán en espiral que desciende hasta la base. Cuesta 2€ (no está incluido en la entrada del paseo) y solamente se puede pagar en efectivo, así que asegúrate de llevar monedas encima.
- Otra joya brilla en Sommerberg, muy cerca del sendero de las copas de los árboles: el puente colgante Wildline. A 60 metros sobre el suelo y mecido por un ligero balanceo, tendrás una perspectiva vertiginosa de este maravilloso bosque.
- Bad Wildbaw también es conocido por sus aguas termales. Si tienes ocasión, aprovecha el viaje para relajarte en el histórico Palais Thermal, uno de los balnearios más bellos de Europa.
Sasbachwalden
Este rincón de la Selva Negra es todo un homenaje a la vida honesta y sencilla. Pronto descubrirás por qué.
Sasbachwalden es un pintoresco pueblo de casitas con entramado de madera, que además cuenta con el encanto de estar rodeado de viñedos. En cada paseo que des para descubrirlo, te acompañarán las flores de todos los colores, y tendrás la necesidad de detenerte a contemplar cada detalle. Por ejemplo, las paradas de autobús son bonitas hasta decir basta, y los puestos de productos locales sin vendedor —tomas lo que te apetece y dejas el importe en una hucha— te reconcilian un poco con la humanidad.
Uno de los atractivos más curiosos de Sasbachwalden son sus fuentes de aguardiante local (Schnapsbrunnen), que también funcionan en modo autoservicio. En las fuentes encontrarás botellas de este alcohol artesanal, junto con pequeños vasos para poder realizar una degustación. A menudo, también podrás probar otras bebidas, e incluso algún aperitivo para acompañar la experiencia.
El pueblo cuenta con dos rutas de senderismo señalizadas que permiten disfrutar del paisaje mientras descubres y degustas los licores de la región.
- Si decides pasar la noche aquí —una buena idea, especialmente después de realizar una ruta como esta—, el Hotel-Restaurante Spinnerhof es muy buena opción. Además de ofrecer habitaciones con unas vistas privilegiadas a los viñedos, su restaurante está abierto al público. Su especialidad es el Flammkuchen (una suerte de pizza alemana) y su carta cuenta con la que podría ser la tarta Selva Negra más alta de Alemania. Un impresionante pastel de varios pisos, generosamente empapado de licor, que te prepara para afrontar la vida con una amplia sonrisa.
Gengenbach
Un pueblito, literalmente, de película. Tal vez te suene Gengenbach porque lo has visto en «Charlie y la fábrica de Chocolate», o quizá te recuerde al escenario de una película de Disney. Tras cruzar la Torre Kinzing, la puerta de entrada más monumental a la ciudadela y que hoy alberga un museo sobre la historia bélica de Gengenbach, llegarás a la Markplatz o Plaza del Mercado en la que cada miércoles y sábado por la mañana, se celebra un mercado de productos regionales. La plaza se encuentra rodeada por edificios históricos como el ayuntamiento y en su centro destaca la Fuente de los Bufones, otro de los iconos del pueblo.
¿Qué más puedes encontrar aquí? Bastante, aunque lo mejor es explorarlo sin seguir un itinerario fijo, perdiéndote por sus rincones. Si continúas tu camino por la calle Viktor-Kretz, tu mirada se posará sin querer sobre la Obertorturm, otra magnífica torre medieval de vigilancia. A pocos pasos, encontrarás la Basílica de Santa María junto a la Abadía benedictina, el edificio más antiguo que conserva el pueblo.
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En Navidad, la fachada del ayuntamiento se convierte en el calendario de Adviento más grande del mundo (no es hipérbole).
Schiltach
Schiltach es el epítome de una pequeña ciudad pintoresca de la Selva negra. Destaca por sus casas de colores, sus cuestas empedradas y su pequeña Markplatz que es el centro de la vida local. Pero, además, pasear por ella es como viajar al pasado.
Una de las paradas más interesantes de este viaje es el Apothekenmuseum, una farmacia del siglo XIX que alberga una exposición sobre los remedios y herramientas médicas de la época. Aunque la visita solo se puede hacer en alemán, vale la pena sumergirse en esta curiosa exposición.
Para los amantes de los trenes, la historia de la región está plasmada en la estación de ferrocarriles de Schiltach, un museo al aire libre dentro del icónico «Red Brummer». Si quieres explorar los vagones por dentro, deberás hacerlo acompañado por un guía oficial. Puedes solicitarlo en la oficina de información turística.
Como ves, Schiltach siempre ha sabido preservar sus tradiciones y tesoros culturales, y esto se refleja en otros lugares tan interesantes como el Museo Schüttesäge, que muestra cómo era la vida de los balseros que transportaban madera hasta Estrasburgo; o el Museo del Mercado, donde descubrirás curiosas historias y anécdotas que te acercarán un poco más a la vida de sus antiguos habitantes.
Cascadas de Triberg
Las Cascadas de Triberg, con 163 metros de caída, son un destino emblemático —casi un cliché— de la Selva Negra. Aún así, creemos que merecen la visita (no podemos decir lo mismo del pueblo en el que se encuentran, por el que te recomendamos pasar de puntillas).
Se trata de una serie de siete cascadas accesibles y bastante concurridas. Cuenta con senderos bien señalizados por los que discurren tres rutas de senderismo con distintos niveles de dificultad. Si esperas una experiencia inmersiva en la naturaleza más salvaje, no lo vas a encontrar.
- La entrada a las cascadas incluye otras atracciones familiares: Triberg Fantasy, un museo ideal para hacer fotografías, Triberg Land, una exposición de maquetas de tren y el Museo de la Selva Negra.
- Triberg es también conocido por los relojes de cuco artesanales. A solo cinco minutos en coche se encuentra Eble Uhren-Park, el reloj de cuco más grande del mundo según el Libro Guinness de los Récords. Aunque puede parecer —y en realidad es— un truco para atraer turistas a su enorme tienda de recuerdos, resulta una curiosidad digna de ver y fotografiar. No te tomará demasiado tiempo.
Friburgo de Brisgovia
Friburgo de Brisgovia es conocida por su animado ambiente universitario, su clima soleado y su empeño por convertirse en una de las ciudades más sostenibles del país. En definitiva, es un lugar que te recibe, que te acoge, que te sabe entretener. Un imprescindible que ver en la Selva Negra.
Entre sus muchos atractivos destaca la Catedral de Friburgo, una joya del gótico alemán ubicada en la Plaza de la Catedral, donde por las mañanas se celebra un animado mercado de artesanías, productos frescos y deliciosos bocados, como las populares Lange Rote, unas salchichas rojas de hasta 35 cm.
Otra de las curiosidades de la ciudad son sus riachuelos o canales, conocidos como Bächle, donde los niños navegan sus barquitos de juguete, y los adultos se refrescan mientras comen y beben con amigos.
- A menos de media hora de la ciudad, se encuentra Europa Park, el parque temático más visitado de Alemania. Con atracciones para todas las edades, impresionantes montañas rusas (¡arriba Voltron Nevera!) y espectáculos temáticos inspirados en distintos países europeos. Dedícale al menos un día completo, no te arrepentirás.
- ¿Te interesa descubrir otros encantos de Friburgo de Brisgovia? ¡Haz un Free Tour!
Tobogán alpino de Todtnau
El tobogán alpino de Todtnau es una experiencia emocionante tanto para grandes como para pequeños. Subir en telesilla hasta la cima, donde se encuentra la atracción, para luego deslizarse a toda velocidad sobre esa serpiente metálica, proporciona una sensación indescriptible.
También puedes ir a un ritmo más tranquilo, disfrutando del paisaje, pero pierde un poco de gracia. Sobre todo para quien va detrás, que en estos casos se verá obligado a frenar para evitar el choque.
- Un lugar que nos hubiera encantado visitar, pero no pudimos debido a la gran cantidad de gente que nos encontramos, es el puente colgante de Todnau, que cruza su cascada de 97 metros de caída. Si planeas pasar por él y viajas en temporada alta, te recomendamos hacerlo a primera hora y entre semana.
¿Qué ver si tienes más tiempo en la Selva Negra o vas por segunda vez?
Disfrutar de todos los atractivos que os proponemos en este artículo, te llevará un mínimo de 4 días si quieres ir con calma. Cuenta con uno más para Europa Park.
¿Quieres ver la ruta que hicimos nosotros? La tienes en nuestros destacados de Instagram.
Si tienes más tiempo, no dejes de visitar otros lugares de postal como Cawl (se ve en una hora) o Baden-Baden (necesitarás un día completo), o incluso Baiersbronn, el pueblo de las estrellas Michelin, te interesará si eres un viajero de buen paladar.
Otros rincones, con paisajes idílicos, por los que seguramente te gustará pasar, incluyen Ravennaschlucht (imprescindible en temporada navideña, por su mercadillo), el Lago Titisee (mejor evitarlo en verano), la cascada y las ruinas del Monasterio de Allerheiligen, las ruinas de la Abadía de Hirsau, el castillo de Hohenzoller, el Museo al aire libre de la Selva Negra… Las opciones no son infinitas, pero casi.
En definitiva, se trata de un destino rural, pero mucho menos salvaje de lo que su nombre sugiere. De hecho, es una zona turística popular, especialmente entre los propios alemanes. También es cierto que los visitantes suelen estar bastante dispersos, por lo que nosotros no nos topamos con multitudes a pesar de ir en agosto —salvo en lugares como Triberg, Todtnau o el Lago Titisee—.
Entonces… ¿qué tengo que ver en la Selva Negra? Lo más recomendable es salirse de las guías (sí, también de esta). No solo para que no te molesten, sino para molestar lo menos posible. Ser un viajero respetuoso que pasa, escucha, admira desde la distancia y sigue su camino.


3 Comentarios
ROSA
Hola!!! Ando «bicheando» por foros y blogs…. este verano visitamos Selva Negra, Alsacia y Europa Park. Tenemos claro que un dia vamos a Todtnau para no perdernos el tobogan alpino y el puente colgante con su cascada. Pero no sé como llegar de un sitio a otro. Me refiero a que sabamos que tenemos que ir a primerisima hora para no hacer demasiada cola en el tobogan, pero una vez hecho …. el puente colgante esta justo allí también? tenemos que coger coche de nuevo?
Muchisimas gracias!
Alba
Hola, Rosa.
Gracias por tu comentario. 🙂 El tobogán alpino se encuentra en el mismo pueblo de Todtnau, pero para ir a la cascada necesitaréis coger el coche (está a unos 10 minutos). El problema es que el parking para acceder a ellas también se llena muy pronto en temporada alta. Nosotros fuimos al tobogán a primera hora y para cuando llegamos a las casacadas (serían las 11:30h aprox) ya no había sitio donde aparcar. Así que quizás yo lo haría al revés (primero cascada y puente, que además abren antes, luego tobogán, aunque tengáis que hacer un poco más de cola en este último).
Elliot Sabogal
Hola.
Puedes ir a las cascadas desde el pueblo haciendo una ruta circular de 4,5 km.
El puente colgante está en el mismo lugar de la cascada. (Tardas caminando desde la cascada unos 10 minutos). La entrada al puente cuesta 12€ por persona. Puedes acceder y salir desde ambos extremos del puente.