Mejores platos del 2024
ESPAÑA,  GASTROESCAPADAS

Descubrimientos gastronómicos del año: los 24 del 2024

Llegamos al final de otro año y es momento de hacer balance: de lo vivido, lo viajado y, cómo no, lo comido.  Como dicta nuestra tradición anual, hemos recopilado los bocados más memorables del año. Nuestros mejores platos de 2024.

Los 24 descubrimientos gastronómicos del año: mejores platos de 2024

Antes de entrar en materia, os dejamos algunas consideraciones sobre cómo hemos realizado esta lista:

  1. Igual que el año pasado, los establecimientos incluidos no necesariamente son aperturas recientes; algunos ya existían, pero los descubrimos (o redescubrimos) este 2024, y, a la fecha de publicación, permanecen abiertos.
  2. Para elaborar este listado comimos, tapeamos, disfrutamos de casi 90 comidas fuera de casa (no hemos considerado los lugares de comida para llevar, los desayunos o meriendas, ni los bares sin carta de comida). Hemos puesto en foco en el territorio nacional.
  3. Hay recomendaciones para todos los bolsillos y apetitos. Los hemos dividido por tipologías, aunque muchos locales podrían encajar en varias categorías.
  4. Que un establecimiento esté incluido en esta lista depende únicamente de la experiencia de dos personas que disfrutan mucho de la gastronomía. No queremos hacer un ranking, el orden de aparición es totalmente circunstancial.
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Dublinners Tavern (Huesca)

Torpedo (Barcelona, $): Unos entrepanes de pecado en un bar sencillo y divertido al que ir para no fallar. Su carta informal da protagonismo a las hamburguesas, las bravas, los vinos naturales y la cerveza artesana. Probamos el bocadillo de pollo frito (delicioso), y nos quedamos con ganas de pedir el de albóndigas y el bikini de pastrami de lengua. ¡Ojalá nos quitemos ese antojo en 2025!

Xénese (Santiago de Compostela, $): Bar de vinos con picoteo de calidad donde los tragos y bocados tienen nombre propio: las empanadillas de Chus Sande, los escabeches de Alén Tarrío (chef de Pampín, restaurante favoritísimo de la ciudad) o los vinos de pequeños productores convierten este lugar en un sitio donde todo tiene sentido. Uno de esos lugares a los que nos vas solo para picar algo rápido, sino a charlar con calma y beber muy bien.

Dublinners Tavern (Huesca, $): Un pub irlandés en Huesca, de reciente re-apertura, que sorprende por su autenticidad. Más allá de la excelente selección de cervezas, ofrece una carta inspirada en la cocina americana, irlandesa y alemana. Nada sofisticada, pero perfecta para hacerte feliz después de un día largo. Aquí encontrarás un refugio para las noches frías, y un paraíso si eres amante del sándwich de pastrami.

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Pilar Akaneya

Pilar Akaneya (Madrid, $$-$$$): Un pedacito de Japón en Madrid que destaca por el uso de parrillas japonesas y la utilización de carnes Kobe certificadas (¡pura mantequilla!). Nosotros cenamos el menú degustación Akaneya, muy recomendable para una primera visita. Ocho platillos y dos postres, todos de un nivel sobresaliente.

Ramen Komainu (Madrid, $): Un día especialmente frío, descubrimos este local de auténtica estética japonesa donde, lejos de hacer alardes, prefieren dejar que su ramen brille por sí solo. Lo que más nos sorprendió fue la textura y el sabor de sus fideos caseros, además de la delicadeza del huevo marinado en soja. Para los amantes del picante, el kimchi ramen es una elección ideal, mientras que el tantanmen (ramen sin caldo) está pensado para los más atrevidos. Si es tu primera visita, te recomendamos el ramen tonkotsu con base de sal de Tavira y katsuobushi (copos de bonito seco). Aunque no llegamos a tiempo para probar sus mochis, ya que solo elaboran 100 unidades cada día, la tarta de queso con yuzu fue una alternativa exquisita.

Mikuna (Madrid, $): Perú lleva demasiado tiempo en nuestra lista de viajes pendientes y no negaré que su gastronomía es una de las razones que más nos atrae de este destino. Mientras la escapada sigue pendiente, Mikuna nos ofrece un anticipo. Aunque tienen opción de menú degustación, optamos por la carta: buenos los tacos, el ceviche y el arroz con pato. También tienen una oferta de cócteles muy apetecible que nos dejó con ganas de volver. Ojo al gin basil, todo un descubrimiento.

Na num (Madrid $$): Na Num, cuyo nombre significa «compartir», ofrece una cocina coreana de aires argentinos, aunque sus influencias no acaban ahí. Guiños a diversas cocinas se entrecruzan en su propuesta de manera orgánica, saltando de un continente a otro. Nuestra recomendación es que reclutes a tres amigos sin miedo al picante y exploréis su cocina con fruición adolescente. Pide, sí o sí, el bulgogi: ojo de bife argentino marinado en salsa de soja, manzana y vino. ¡Buah!

Nori (Barcelona, $): Una bonita casualidad nos arrastró a este restaurante de sushi modesto, al que llegamos sin ninguna expectativa, pensando que nos encontraríamos con un sushi «batallero» —que, por otra parte, era justo lo que nos apetecía, no se puede ser sibarita 24/7—. Pero nos sorprendimos con unos rolls y uramakis muy originales, de una calidad excelente y a un precio más que asequible. Si nos pillara debajo de casa, sin duda seríamos clientes habituales.

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La Clandestina (Toledo)
La Clandestina (Toledo)

Los 33 (Madrid, $$ – $$$): Sobran razones para visitar Los 33, pero lo que nunca sobra es una mesa libre. Si no consigues reservar, acércate a deshoras, ya que cuentan con cocina non-stop, y prueba suerte en la barra o las mesas altas de la entrada, que no requieren reserva. El bikini a la parrilla es su plato más famoso, pero mis imprescindibles de una carta que varía según la temporada son: las espinacas salteadas con abundante parmesano, las chuletitas de vaca Angus, la mazorca de maíz, el solomillo a la pimienta y el corte de carne que mejor se adapte a tus preferencias y presupuesto (todo proviene de Discarlux). Como guarniciones obligatorias, pide los pimientos y las patatas fritas. Para terminar, no te pierdas el flan con dulce de leche, el más perfecto del planeta.

Manifesto 13 (Madrid, $$): Una carta que se inspira en los sabores italianos pero que no se ata a ningún dogma. Es difícil encontrar algo que objetar a cualquiera de los platos que probamos, pero las pastas merecen una mención especial, con fondos tan sabrosos que invitan a rebañar el plato. Los agnolotti de piña y parmigiano, mantequilla artesanal y salvia frita, sorprenden. Merece la pena probarlos al menos una vez en la vida.

LaLópez (Madrid, $): Una de esas joyas inesperadas que ya casi no crees que existan. Innovación, producto de calidad y una cuenta que no supera los 30 € por persona. Todo esto se encuentra en el mercado de Antón Martín. No dejes de probar el tomate confitado en miso y, como broche final, el tiramisú montado al momento.

Triperito (Madrid, $): El hermano pequeño de Tripea te ofrece, sin reservas ni formalidades, la oportunidad de probar el plato estrella de Roberto Martínez: el ceviche caliente de mejillones al wok. Pero lo mejor es que el resto de su carta no se queda atrás. Mis imprescindibles son el arroz chaufa, el ceviche saltado de langostinos y las croquetas, aunque, si puedes, lo ideal sería probar todo.

Varra Fina (Madrid, $$): Una barra que invita a apoyar el codo hasta hundirla. Elige esta antes que mesa, para poder tener acceso directo a lo que se «cuece» en la cocina.  La tosta con gamba roja de Palamós y el tartar de atún rojo con gazpachuelo malagueño son bocados sublimes. No te los pierdas.

La Clandestina (Toledo, $$): Viva la constancia de esta casa. Volver después de años y comprobar que mantiene el buen sabor del recuerdo es un lujo que se valora poco. Las albóndigas de ciervo son un valor seguro y motivo principal de nuestra visita. También probamos el canelón de morteruelo con foie y el brioche de carrilada de waygu al curry rojo. En definitiva, lo que encontrarás aquí es una cocina honesta, cuidada y divertida. De las que nos gustan.

Ultramarinos Marín (Barcelona, $$-$$$): apenas lleva un par de años abierto y ya se ha convertido en un clásico, todo un templo del producto (me parece muy trillada esa expresión, pero si hay algún sitio que la merezca es este). Muy buena materia prima y unas salsas caseras que son más que un simple acompañamiento. De la vitrina, destacan los escabeches y la escalivada. De su charcutería, nos quedamos con la vaca vieja. Y no olvides pedir un par de platillos de las secciones de plancha y brasa, que son el alma de su cocina. 

El Internacional (Canfranc, $$-$$$): El Internacional se presenta como la opción más informal pero tremendamente apetecible del hotel Canfranc Estación. Nos encantó su roll de steak tartar, yema ahumada y pickels y el solomillo rossini a la parrila. De postre, pedimos el flan con crema montada de haba tonka y quedamos más que satisfechos. Además, el alojamiento es un lugar lleno de encanto y merece la pena pasar al menos una noche allí.

Mar Gastrotasca (Gran Canaria, $): Con vistas al paseo de la playa de Las Canteras, y una carta variada donde prima el producto y los sabores canarios, es una opción muy recomendable si alguna vez visitas la isla. Las papas canary —una revisión nada tradicional de las papas con mojo— son un must. También os recomendamos la costilla de cochino canario, el risotto ibérico, los brioches y las hamburguesas. 

La Gatzoneta (Palamós, $$): Cómo nos gusta el producto de la Costa Brava, un destino al que volvemos una y otra vez. En nuestra última escapada descubrimos este restaurante en el que probamos un espectacular arroz de «la senyoreta», precedido de un tartar de gamba blanca de campeonato. Era temporada baja, así que tuvimos la suerte de tener el comedor para nosotros solos.

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Bagá (Jaén) - Mejores platos del 2024
Bagá (Jaén)

Chispa Bistró (Madrid, $$$): Este año he tenido la suerte de conocer y colaborar con Juan D’Onofrio e Ismael Álvarez, para dar a conocer la nueva propuesta gastronómica de este —ahora no tan— bistró, que acaba de recibir su primera estrella Michelin. Por eso he podido realizar muchas comidas aquí. Ya sea que optes por el menú degustación o elijas platos a la carta, vivirás una experiencia extraordinaria. ¿Nuestros imprescindibles? Quisquilla, plátano y palo cortado; mero con almendras; molleja de ternera, beurre blanc y anchoa; y el postre, chocolate, setas y aceituna. Por último, te ofrezco un consejo fuera de guion: quédate con quien te cuide como aquí cuidan al producto. 

Ajonegro (Logroño, $$-$$$): Empezamos el año explorando la fusión gastronómica de dos culturas, la mexicana y la española. Una propuesta que gira en torno a productos de temporada y logra sabores capaces de conquistar a cualquier paladar. Nuestros favoritos del menú degustación fueron: salmorejo con gamba roja, ceviche de lubina y taco de oreja crujiente con langostino. Muchos platos han cambiado desde nuestra visita (la estacionalidad manda), pero si vas ahora, todavía podrás disfrutar del taco y el ceviche, junto con otras opciones igualmente atractivas, como el aguachile de gamba blanca o la berenjena asada con romesco mexicano.

Ettu (Cádiz, $$-$$$): En este caso, es la gastronomía gaditana la que se entrelaza con la mexicana bajo la dirección del chef Álvaro Vela. Os confieso que me quedaría a vivir en su tartar de atún de almadraba sobre tuétano a la brasa o en su reinterpretación de las clásicas papas con choco. Además, el coulant con helado de pistacho salado es, sin duda, uno de los mejores postres que he probado este año.

Bagá (Jaén, $$$): ¡Qué impresionante es que en una sala tan pequeña se pueda vivir una experiencia tan inmensa! Cada plato refleja una gran creatividad y un deseo de innovar desde la simplicidad. Sencillez y emoción son los ejes que guían la cocina de Pedro Sánchez, todo un referente en la zona por ser el primer restaurante con estrella Michelin en Jaén (¡ya son 5 en la provincia!). El chef suele decir que su objetivo es «crear recuerdos», y no hay mejor manera de describir lo que se vive aquí.

Cañitas Maite (Casas Ibáñez, $$-$$$): Javi Sanz y Juan Sahuquillo, chefs del estrellado Oba (aún en nuestra lista de deseos pendientes), presentan en este restaurante una versión más relajada y desenfadada de su cocina. En nuestra primera visita, optamos por el menú de hits, que reúne los platos más emblemáticos de su carta. Por supuesto, todo estaba de muerte lenta. Especialmente memorables sus croquetas de jamón (Mejor Croqueta del Mundo Madrid Fusión 2021), su «bocata» de calamares, su carabinero en manteca de orza y EL FLAN (sí, en mayúsculas).

Niño Corvo (Vigo, $$-$$$): Cocina sin vergoña pero con el mejor producto del mar. No es fácil describirlo mejor, porque la carta mezcla influencias asiáticas, sudamericanas y, por supuesto, gallegas. ¿El resultado? Sabores frescos, cítricos, ahumados y adictivos que puedes degustar en tres espacios diferentes: barra, sala y mesa del chef (en esta última probarás un menú a ciegas). Nos pareció un sitio original y muy divertido, para repetir. 

Aquí tenéis nuestras recopilaciones del 2023, 2022 y 2021.

Se quedan fuera, por falta de espacio, otras comidas divertidas (Little Dragon, Okonomisan, o Insurgente en Madrid, Narita en Cadaqués), grandes sitios de tapeo (La Tasca de Ana en Jaca, el Bar Lorenzo o Tastavin en Logroño), y mesas la mar de acogedoras (La Cartería en Puebla de Sanabria, Casa do Pulpo en Verín, Essentia o La Martina en Tarancón). 

Lo mejor, sin embargo, es que aún queda sitio para lo que venga.

¿Nos recomiendas alguno para nuestra lista del próximo año?

¡Feliz 2025!

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